Sorpresa grande!!! la soledad de la nevera y dos días de Vacuvin le han sentado de maravilla a este vino. Se acabó el tufo de melón maduro apareciendo notas minerales, ha ganado en flores blancas, en notas amieladas y en grosor. Se esfumó la pesadez y las notas amargas de la moscatel en boca para quedarse sólo con la fruta. Dos vinos diferentes que sólo se parecen en su curioso color ambarino.
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