Poco más

Poco más tengo que decir de este deleite para los sentidos. El placer de beber un vino que nace, no se hace. Un placer en vias de extinción, dicen que quizás esta sea una de las últimas generaciones que tendremos el placer de catarlo, espero que no sea así y nuestros nietos y demás descendientes (legítimos o nó) puedan disfrutarlo. A vuestra salud... y ahora, después de la cata, a acompañarlo de una linda tabla de ibéricos que me ha entrado hasta hambre.

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