Rojo picota de ribetes violáceos y capa media-alta. Tras cuatro horas de

Rojo picota de ribetes violáceos y capa media-alta.
Tras cuatro horas de decantación, el vino se muestra abierto y expresivo en nariz. Es de media intensidad, pero con una fruta y una mineralidad muy expresivas. Aparecen frutas rojas muy nítidas y ligeramente licorosas, notas de grafito, tabaco de pipa, ahumados, especias. Poco a poco va ganando complejidad sin perder un ápice de expresión primaria. Nariz muy interesante y bastante franca.
Pero esto no es nada comparado con la boca. Aquí es un verdadero espectáculo. Es cremoso, largo, elegante, los taninos son pura seda, el final es largo y persistente y deja un recuerdo frutal fabuloso, con alguna nota láctea y mineral. La acidez es correcta y está bien integrada, aunque no le veo un vino de larga vida, pero ahora mismo está impecable.
Me ha impresionado este vino por su calidad, creo que en cata ciega podría pasar por un Borgoña de postín. Un trabajo impresionante de viña, elaboración y ensamblaje. Uno de los más grandes tintos que he probado. Yo no lo guardaría mucho más tiempo, ahora mismo está excelente. Tomado con un sabrosísimo lomo de buey de Kobe convirtió la cena de Nochevieja en un momento inolvidable. Un vinazo.

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