Maravilla embotellada.

Estoy enamorado de este vino desde hace años.
La primera vez me cautivaron sus aromas, complejos a bombón de licor, almendras tostadas, chocolate... recuerdos yodados.
Una joya de color caoba oscuro, denso y elegante, muy elegante.
En boca, a pesar de su dulzura se muestra graso y con una buena acidez.
Largo, muy largo, para paladearlo con deleite por minutos.
Siempre mejora la sobremesa, la tarde o la noche, dejando un recuerdo imborrable.

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