Picota de ribete teja. Aromas de reducción que luego dejan paso a ciruelas

Picota de ribete teja. Aromas de reducción que luego dejan paso a ciruelas, toques de cedro, recuerdos minerales, maderas de desván, humedad. En boca queda corto con sus sabores de grosella, piel y especias del roble, y poco más. Final delgado y cálido, pero se cuelga ahí. Muy caro; decepcionante para ser de la mítica cosecha del 90 en Burdeos y, más aun, en Pauillac.

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