Qué bonito vino, por Dios?, bebido y servido al lado del vuit de Priorat,

Qué bonito vino, por Dios?, bebido y servido al lado del vuit de Priorat, parecía la princesa encantada al lado del sapo.
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Un vino limpio, bonito, con una intensidad aromática meticulosa, bella, no muy franca, pero ¡Para qué?, si la belleza de este vino radica en la perfección de unas formas y unas líneas limpias, rectas, claras, con un terroir y una elegancia maravillosas.
Bien por la callet...un sensacional paso por boca ligero, etéreo, corpulento y femenino a la vez, es la belleza de la forma simple, de la sinuosidad, no de la curva, de la estructura sin artificios.
Final muy bonito.
Se bebe bien, rápido, se medita pronto y se acaba antes.

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