Botella muy bien conservada, con un buen nivel. Corcho tintado hasta la mitad del mismo, presentando las dificultades habituales en su apertura.
Recién abierto. Sin decantar.
Vista: Rubí marronoso de capa baja con tonos cobrizos y un amplio ribete teja, sin apenas diferencias con el menisco. Brillante. Bastante limpio, con algunos sedimentos no muy abundantes y de pequeño tamaño. Fina lagrima, que no tinta la copa.
Nariz: De muy buena intensidad y sin notas oxidativas. Muy limpio en nariz desde el primer instante, presentando un fondo de fruta roja muy madura. Leves notas especiadas, acompañando al cuero y las hebras de tabaco. Flores marchitas, castañas, matorral, matices terroso. Mucho estilo.
Boca: Suave entrada en boca y con un paso muy delicado por la misma, que, de primeras, sorprende por lo previamente olido. Muy ligero de inicio, de los que animan, desde el principio, a abrir otra botella porque sabes que te la vas a beber. A la segunda copa, comienza a notarse el peso de la fruta, con una leve nota endrinada. Ganando con el aire, se explaya en toda su amplitud, mostrando todo su poderío. Aparecen los fúngicos y las trufas, las notas ahumadas, deviniendo mucho más amplio a la par que se acompaña de un punto cremoso, lo que, sin duda, se ve favorecido por un final ligeramente avainillado. Delicado, redondo y elegante.
Aunque nunca he dudado de la fama que proporciona esta etiqueta, una gratísima sorpresa, más para quien, como el que suscribe, es más amigo de los blancos de esta casa o de sus tintos boscones. Una nueva lección de humildad, en un vino que pone de nuevo en primer plano la grandeza de la cosecha del 73.
Para quien suscribe, imprescindible!
18 euros.