Esta cuvée es, sin duda alguna, la niña bonita de Pascal Amoreau. Es una selección de una parcela llamada ‘Les Rocs’ que vinifican en solitario desde el año 1994 y en donde tiene plantado Merlot. Se elabora muy parecido a Emilien pero, aquí si que se realiza la dinamización del vino, lo que, creedme, cambia completamente el carácter del vino. Esto no supone otra cosa que una suerte de bâtonnage (método por el cual se remueven las lías para que entren en suspensión con el resto del vino) dinámico. Lo llevan a cabo 3 o 4 veces al mes guiándose por el calendario lunar y consiste en remover el vino tanto para un lado como para el otro, activando la armonía y el caos dándole un chute de energía del vino, realzando su textura y protegiéndolo frente a anomalías que puedan surgir (ya que las lías actúan casi como un antibiótico natural, cosa importante para ellos ya que no añaden nada de sulfuroso durante todo el proceso de vinificación).

Hay mucha concentración en nariz que nos recuerdan a las ciruelas pasificadas, a las moras silvestres, a la soja, a la arcilla húmeda, a shiitakes secos, a polen, y a hierbas de campo. La boca es maravillosa, de una pureza exquisita. La acidez está integradísima, dándole una brillantez única al vino y sentando las bases no sólo para el consumo inmediato si no para la guarda en el tiempo. Sabroso, textural y de tanino sedoso. Muy top.