Rioja, alavesa, oriental y alta, elevada alcurnia, bandada de bodegueros que movieron un buen alboroto, Rioja Alta, la mayor concentración de bodegas centenarias del universo; la fama de un tejido de terciopelo y el tempranillo de pelo fino.
San Vicente de la Sonsierra, Sierra Cantabria, sierra sin fin, ribaje lejano del Ebro, a medio camino entre el Atlántico y el Mediterráneo, simbiosis climática, campo de cultivo de nietos que alaban y honran las gotas de sudor de abuelos viñadores, guardianes de tierras calizas, blanco suelo enigmático, jarra de agua fría marinada, inmensidades vertebradas por diminutos organismos fosilizados.

Peciña es un linaje, no hay linaje que no tenga bagaje, veinte años en Bodegas La Rioja Alta son un buen equipaje; un buen sustrato para no empezar asustado.

Vista: De color rojo cereza con el ribete color teja, de capa media-alta, limpio y brillante.

Olfato: De inicio aparecen los aromas terciarios de la crianza, sutiles notas ahumadas y maderas finas, aromas de plantas aromáticas secas, algo especiado, finalmente aparece la fruta escarchada que a pesar de los años se mantiene viva.

Gusto: Paso por boca carnoso, cremoso y muy agradable, tanino amable y con una acidez vibrante que le ha dado una maravillosa longevidad, persistente y delicioso.