Siete meses después abro la última de mis botellas de este Ededia 2019 y se me sigue quedando corto en nariz, si bien los aromas de fruta blanca, lácticos y amielados que entrega son muy agradables.

En boca me ha gustado más que la anterior. Me conquista esa combinación de cuerpo untuoso y notas golosas con una acidez excelente y que anuncia que quizá hubiese dado más de sí con unos años más de edad. Buena persistencia y gran retrogusto frutal y láctico (mantequilla, bollería).

Amarillo pajizo con reflejos dorados.

En nariz la intensidad es baja, cosa que inicialmente atribuyo a la temperatura (inicialmente demasiado baja). Posteriormente se va abriendo aunque no pasa de media intensidad, con fruta blanca, pera y notas de bollería y lácticos.

Es en boca donde más gana este vino. Untuoso y con cuerpo, como corresponde a su crianza de 14 meses en barricas de roble francés de 500 litros sobre sus propias lías. Buena acidez, agradable mineralidad y -lo mejor- la persistencia. Se mantiene y recuerda durante un buen tiempo a mantequilla, minerales, fruta.

Muy agradable pero esperaba más tanto por precio como por la producción tan limitada (apenas 1.250 botellas) cosa que ya sé que no tiene ninguna relación, pero le daba un aura de exclusividad que me llevó a elevar las expectativas, quizá excesivamente.

Pero aquí sigo escribiendo la reseña y...sigue la sabrosa sensación en boca. Así que le subo la nota un poquito.

Edito porque se me ha olvidado incluir el precio en la ficha, que encuentro en internet alrededor de 27 euros.