Delicioso, desde mayo hasta ahora ha mejorado sensiblemente. Afinado, con la madera integrada, una estructura perfilada, un alcohol que no raspa, mineral y todavía con bastante acidez. Desde luego que es un básico que está a un nivel bien alto. A ver qué tal en unos meses.
Amarillo pajizo, limpio y con brillo.
Austero y mineral nada más abrirlo, a ciegas podríamos haber pensado en una chardonnay más septentrional, de Chablis por ejemplo. Poco a poco va abriendo, aunque el carácter apretado perdura hasta que se termina la botella. Cítricos en forma de lima, hinojo y caja de cerillas serían los apuntes más marcados en esta fase.
Boca vertical y delgada. Pese a su juventud, observamos muy poca madera y un alcohol muy contenido. La acidez es notable, el trago deja sensaciones de limpieza, hace salivar e invita a seguir bebiendo.
Final pedregoso y de duración media.
Tiene potencial, pero yo lo guardaría un tiempo.
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