Vista: Rojo picota oscuro, de capa alta y ribete estrecho diferenciado en tonos violeta. Limpio y brillante. Lagrima abundante, gruesa, densa y de caída lenta que tinta la copa .....y la lengua.
Nariz: Buena intensidad, limpia, franca, compleja, bien definida, profunda, penetrante y con larga persistencia. Frutos rojos y negros maduros, concentrados, golosos y con un toque alicorado pero sin empalagar. Crianza integrada de maderas nobles, cedro, ebanistería, cremas, pizca de vainilla y cacao.
Boca: Ataque poderoso e intenso, llenando la boca, conjugando una potencia contenida con la elegancia y la delicadeza, en un equilibrio que conquista al primer trago. Taninos de lujo, de los que secan la boca y hacen salivar, bien compensados por la acidez y el alcohol, dotándolo de una estructura enorme, como recién embotellado pero ya pulido. Recorrido muy largo, con una persistencia descomunal, menos concentrado y más fresco que en nariz. La fruta sigue mostrándose madura, golosa y alicorada. Tiene un punto de adicción que te hace buscar otra copa. Surge una ligera patina de hierbas aromáticas y monte bajo que deja paso a la crianza, magistralmente integrada e igualmente deliciosa, que reproduce las notas de ebanistería y crema pastelera, pero tiende más hacia el café. Postgusto intenso e interminable, con un ligero amargor herbáceo que redondea y cierra una experiencia fantastica.
Haciéndome eco de la tonadilla empleada en la publicidad de una reconocida marca de conservas, cada vez que tengo al alcance una botella de esta bodega tarareo..."¡Como Mola! ¡Como Mola! ¡Hoy comemos con Elías Mora!"
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.