Leemos que "el nombre de la bodega, así como el de los tres vinos que forman parte de su catálogo, hacen referencia a como denominaban los más viejos del lugar a la variedad Garnacha. En La Rioja se la denomina "la maldita" porque les resultaba muy difícil elaborar vinos de calidad con ella, algo que se ha demostrado rotundamente falso con las técnicas de vitivinicultura actuales." Pero vamos al lío. Nos pedimos este vinito en un restaurante de Cuenca (invitados por nuestro buen amigo Juanjo) ya que los comensales han elegido variado, pescado y carne, para lo cual nos parece muy apropiado un rosadito como éste. Nos sacan la botella de su vinoteca (bastante fría), nos sirven, y esperamos unos 20 minutos antes de proceder con su valoración a unos 8-9°C.
VISUAL: Su color es piel de cebolla rosáceo en tonalidades ligeramente cobrizas. Muy brillante y cristalino con una lágrima fina y abundante (92).
OLFATIVA: Los primeros aromas que encontramos son de frutas del bosque frescas, a fresa y frambuesa. Enseguida despuntan fragancias de flores silvestres, como de lavanda, así como un cierto toquecito cítrico de mandarina. La verdad es que cuesta apreciar los descriptores, la temperatura tampoco ayuda... (84).
GUSTATIVA: Ataque muy amable, con la acidez controlada y pese a su 14% de alcohol, para nada lo percibimos licoroso. Muy frutal en su paso por boca, con notas de ciruela roja y frambuesa, de tacto cremoso y amable. También encontramos apuntes de picota madura que dan paso a un retronasal ligeramente floral. Post-gusto cremoso, con la fresa muy marcada y con recuerdos cítricos de zumo naranja, algo de fruta con hueso (níspero), y con un sutil toquecito de almendra cruda. Vino fresco y jovial, muy vivo, con una persistencia cercana a los dos minutos. Sin excesivas pretensiones, pero nos ha gustado, de notable alto (89).
La RCP me parece excelente, en tiendas cuesta unos 6 euros.
MARIDAJE: De entrantes nos pedimos unas vieiras San Mateo, un ceviche de corvina y camarón y un tartar de róbalo. De segundo unos pidieron el solomillo Mansión Matilde y otros los langostinos en mantequilla avellanada de limón con sango de verde y coco. Fabuloso maridaje con todos y cada uno de los platos. Su frutosidad y esa frescura armonizaron a las mil maravillas. Gracias Juanjo, excelente velada!
Salud-os!!