Color cereza intenso con borde granate oscuro, lágrima abundante y muy densa.
Buena intensidad, nariz elegante y fina, más fruta que madera, toques dulces y especiados, de tierra y ahumados.
En boca tiene una entrada ya calmada, densa, buen cuerpo, buena acidez, taninos integrados y gustosos, se confirma el predominio de la fruta por encima de la madera, es un vino muy sabroso, post gusto muy largo y gustoso.
Supongo que tiene que ser arriesgado hacer un vino con monovarietal de garnacha tintorera, al menos, es diferente, en este caso, vale la pena el riesgo, si es que lo es, lo descubrí en su añada 2017, el la 2018 sigue siendo un vinazo.
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