Nariz potente, intensa, con aromas minerales, de piedra machacada o arena, mucho cuero, aroma animal y hierro. También fruta roja y negra madura, especias dulces y balsámicos.

En boca es una delicia, cremoso, goloso y largo. Vuelve el retrogusto con hierro, balsámicos y fruta negra (ciruela madura). Todavía tánico con algo de astringencia pero tan sabroso que no le penaliza excesivamente. Eso sí, no percibo demasiada acidez. Pero pienso que está joven y que ganará mucho cuando se termine de redondear el tanino.

No estoy muy familiarizado con la cariñena, pero en este vino claramente le aporta interés, estructura y complejidad a la garnacha. Un vino con extracción importante pero con crianza delicada que respeta la fruta.

No me queda muy clara la RCP por el salto tan brusco de precios que ha dado tras los 100 puntos Parker de la cosecha 2020. A los 80 euros que se podía comprar antes la hubiese calificado de buena, pero ahora me cuesta verlo por debajo de los 150, que ya no me gusta tanto (es a este precio al que valoro la RCP).

Los vinos de Nin eran una de mis asignaturas pendientes. Después de probar este vinazo me voy a poner más deberes…

Algo cerrado al inicio acaba expresándose de forma magistral y con esos matices diferenciadores que tan sólo los grandes vinos poseen. Sin marcada acidez ni un postgusto muy largo, su paso por boca es pura delicia. La fruta , la madera y la sedosidad tánica lo determinan. Recuerdos lácteos, caramelo de café con leche, tofe. En nariz destaca una volátil muy marcada al inicio, algo de laca  que acaba difuminándose , más o menos o integrándose. Fruta roja, barniz, enebro , matices terciarios muy marcados , pero en coherencia con la fruta