Pionero en la búsqueda de la excelencia, en la zona del Languedoc, Mas de Daumas Gassac es una propiedad vitivinícola que mide 35 hectáreas. Fue creada ex nihilo por el geólogo Henri Enjalbert y el enólogo Emile Peynaud : hay una cuvée especial que lleva su nombre. El primer vino salió al mercado en 1978. Existe también un blanco extraño procedente del ensamblaje de muchas variedades : viognier, chardonnay, petit manseng, chenin blanc y uvas escasas como la petite arvine.

      El 99 presenta un color rubí oscuro, opaco, con ribete ligeramente atejado : hay posos en el fondo de la botella. Distinguido, abierto, extrovertido, se presenta con notas de violetas, de jugo de zarzamora, de cuero viejo y de caja de puros. Asoma la fruta madura : compota de ciruelas rojas y arándanos cocidos, con un fondo de aceituna negra y de trufas rotas del Périgord.

      En boca, es concentrado, redondo, complejo, acariciante, más largo que ancho, bastante graso pero sin exceso y levemente acídulo. Sabe aproximadamente a fresas compotadas, a guindas y a ciruelas damascenas con gratos matices mentolados y apimentados : lo todo está muy bien puesto. A pesar de los años, queda todavía muy vivo y de gran disfrute : taninos sabrosos, aterciopelados, tasa de acidez idealmente equilibrada y un regusto final de té negro Assam. La sensación de densidad está presente, trago tras trago. A veces, los sabores se superponen y, a veces, se entremezclan : así son las cosas y tenemos que aceptar el misterio. Se encuentra en un momento óptimo de consumo.

     Mas de Daumas Gassac, gracias a su fuerte proporción de cabernet sauvignon, es apto a envejecer bien, como los tintos del Médoc de antaño. Hoy en día, ha sido alcanzado e incluso superado por sus competidores - Mas Jullien y Clos Marie - que no venden a precios desorbitados. Pero, este tinto - que se sale de la norma - nos parece tan cautivante como un dinosaurio. ( PVP : 30 € en la época )