Catado en Verema III. Junto con el todopoderoso Cirsion, este vino fue el mejor que caté en Valencia. Espectacular, una vorágine de frutos negros maduros con una acidez estupenda e increíble concentración, piel curtida, tierra mojada, tostados que no chocan ni distraen y un final de boca que se cuelga delicadamente entre sutiles acentos de cacao. Los taninos, poderosos y estrechos, son una maravilla y sólo pueden mejorar el vino. ¿Por qué seré tan desordenado y no me di el tiempo de ir a buscar una botella o dos? No puntúo.
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