Años después

Un vino que siempre me ha gustado como opción de dulce tras la comida, como copa de plática de sobremesa. Ahora hacía años que no lo probaba y tras una cata ciega muy interesante de vinos y música, valorando si el mismo vino (sin saberlo previamente) nos producía sensaciones diferentes por la presencia de una música distinta; y la respuesta es que sí.

Evidentemente las sensaciones, color y aromas no son diferentes aunque el paso de los años y los vinos probados en ese tiempo y la verdad es que mantiene como mejor estandarte una extraordinaria relación calidad / precio.

Tiene las carcaterísticas que esperas de un PX con un dulzor medio y acidez media. Esa es su virtud.

 

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