Tengo muy buenos recuerdos de estos prioratos y de éste en particular.

Una de mis últimas botellas. Nariz algo evolucionada por su relación con el oxigeno que se muestra con leves notas de frutos secos, aldehídos, maderas viejas, caja de puros, naranja amarga pocha, albahaca, menta, perejil seco, la fruta es de media intensidad y roja confitada con notas de tabaco. Matices de metal – plata. En boca es rico, sabroso, con cierto cuerpo frutal y buena acidez que le da viveza en el recorrido y un fondo maduro ( ciruelas ) aún persistente. Retronasal aldehídica donde se comprueba la evolución. Tengo muy buenos recuerdos de estos prioratos y de éste en particular, que en cierta forma fueron los primeros que rompieron moldes del panorama vitivinícola español de finales del siglo pasado y principios de éste, también de nosotros mismos como catadores. Ha tenido una evolución buena y se puede disfrutar aún, si entendemos la evolución del vino en la botella como un camino escalonado que pasa por la perfección y de repente se da la vuelta, cogiendo la dirección de bajada hasta su final. Que buenos recuerdos me trae esa época en la que despertaban nuestros sentidos con estos vinos casi negros, pizarrosos, con una fruta intensa, alcohólica, desconocida para todos nosotros y a unos precios que llamaban la atención, pero que nos excitaban.

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