Vista: Rojo picota de capa media y con el ribete ancho diferenciado en tonos rubí. Limpio y brillante. Lagrima abundante, ancha y de caída lenta que tinta ligeramente la copa.

Nariz: Intensa, exuberante, profunda, penetrante, persistente, sutil, elegante, compleja y bien definida. Hace honor a su nombre llevándote a un jardín repleto de delicados y frescos aromas de rosa, jazmín, lavanda y violeta, acompañados por una fruta roja madura y dulzona. Evoluciona hacia curiosas notas de dulce de membrillo, y más tarde, olivas y hierbas aromáticas. Con la madera en segundo plano aportando un ligero fondo especiado, cedro y café con leche. ¡Magnifica!

Boca: Entrada suave y discreta, de las que parecen darte tiempo y espacio para ir saboreándolo poco a poco, hasta que comienza a crecer y ganar intensidad y volumen, colmando la boca de forma elegante, sutil y delicada, de la mano de una acidez fina y penetrante que vertebra un recorrido ligero y fresco, muy largo y persistente. Taninos notables pero bien medidos que le dotan de profundidad y buena estructura. Paso de boca de tacto algo seco y aterciopelado, redondo y equilibrado, en el que se entremezclan sensaciones dulces y amargas a partes iguales, fiel reflejo de la nariz, en un nuevo desfile de frutas de zarza (moras, frambuesas y grosellas), flores, olivas, hierbas aromáticas (romero y tomillo) e infusiones de te y manzanilla. Todo aderezado por un toque mineral y picante. La madera, aún más discreta que en nariz apenas nos deja un ligero toque de café tostado, conduciéndonos a un postgusto intenso y muy persistente que deja sensación plena y muy agradable. ¡Fantástica!

Con todos los buenos vinos que tenemos en España y con una RCP excelente, no suelo explorar fuera de nuestras fronteras, donde me he llevado más de un chasco. En este caso merece la pena. Me quedo con la elegancia y la capacidad que tiene de hacerse entender a pesar de mostrar una enorme complejidad.