Barco del Corneta 2018

Mantener la cultura no es sembrar vid, es aprender a podar cepas viejas; falacias actuales, espejismos, espectros helados que bailan al ritmo de la canción: "Estoy sembrando viña vieja". Barco del Corneta sólo tiene una opción, conservar su legado de bienes espirituales, la herencia, los lazos de la tierra prometida en "La Seca", Cantarranas, el reino de los guijarros cascarrabias.
Parece que la "verdejo" o "verdeja" es un cruce de la "traminer" y la "castellana blanca", las uvas y sus portadores nunca han estado faltos del coraje necesario para iniciar un viaje. La verdejo tiene mala fama, se enamora de noche y se olvida por la mañana, tiene mala fama porque en el fondo es muy buena. La verdeja es como Jano, el Dios romano de las dos caras, una cara maquillada de elocuencia exótica y frívola, la otra pintada de verdad, la certeza del cobijo del hogar; una casa con dos puertas es mala de guardar.

Color amarillo dorado con el ribete de oro blanco, limpio y brillante.

En nariz destacan las notas de frutas blancas y amarillas sazonadas, pera ercolina, azufaifo, melocotón y níspero; trasfondo de nuez de macadamia con un toque lácteo.

En boca es muy sabroso y complejo, lleno de matices, rico, glicérico, vestido de una maravillosa elegancia, persistente, algo amargo y con una deliciosa acidez que le ha herido de vida.

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