Picota de capa alta, límpio, con brillo i ribete morado muy vivo. En naríz es sutil, con recuerdos de chocolate, café, chimenea, hollejo y mermelada de ciruela. El aroma es,a diferencia de la botella que probé harà un año y medio, un conjunto compacto y elegante de aromas límpios y nobles. En boca es seco, con cierta frescura, con recuerdos de piel de ciruela; goloso y corpulento, quizás todavía en crecimiento.
Vino hedonista, directo. Suena de fondo "ciudad de las ideas" de Vicente Amigo. Maridan muy bien. Ojalá la tarde fuera eterna
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