Visual: color rojo cereza picota ribete carmesí.

Nariz: Buena intensidad, fruta roja fresca fresa, frambuesa, cereza, yogur de frutos del bosque, flores violetas.

Boca: Excelente acidez, fresco, cuerpo medio, tanino aún por pulir pero no molesta, fresa ácida,  trago largo.

Buen joven a buen precio.

Fuentespina es otra de la bodegas más antiguas de Ribera del Duero, originariamente cooperativa, por lo que tiene una excelente base de viñedos viejos en la zona burgalesa. Estos vinos de media crianza tan excelentes, como es el caso, son la infantería de los vinos de la Ribera. Nacieron con el objetivo de generar consumo en barras y cercanía al consumidor, huyendo de los precios altos y del consumo en mesa, y han resultado ser de un éxito comercial incuestionable prácticamente en todos los mercados. Su competencia inicial eran los vinos de crianza de Rioja que en aquella época estaban por todos lados. Al final también han hecho mella a la categoría de crianzas o su segmento equiparable de la misma Ribera del Duero generando parte de canibalización en las propias bodegas que lo elaboran. Este vino es de los mejores “ robles “ que he tomado últimamente. Color de la zona de Burgos, oscuro con el ribete cardenalicio. Nariz muy intensa, que te da placer olfativo desde el primer momento con aromas de flores azules y de bayas del bosque bañadas en esa cremosidad tostadita de la madera y su comedido contacto. La boca es frutal, con volumen, buena acidez y esa tanicidad que intencionadamente te hacer recordar que no estas disfrutando solamente de un vino joven. La clave está en hacerle ver al consumidor que el vino ha pasado unos meses en barrica y que se note. El posgusto es muy placentero y seguirá mejorando en botella unos añitos más. Un vino estupendo, excitante, sensorialmente arrollador, con fruta y peso controlado por la frescura en boca. Engancha.