Un gran vino de una excelente bodega. Un vino muy fresco, a pesar de su mucha crianza, pero un vino clásico, muy rico. Un vino que todavía es joven, a pesar de su tiempo de crianza y tiene mucho tiempo para mejorar todavía más. Color amarillo dorado, limpio y brillante. En nariz aromas a cítricos, fruta de hueso y frutos secos. Algo de especias y un fondo mineral. En boca es vivo, fresco y algo untuoso, glicérico, con una acidez no muy alta, fruta de hueso, algo de mineralidad y tostados. Entra de maravilla, elegante, muy agradable, clásico, muy fresco en boca y fantástico. Un gran viura riojano.
Viendo el anterior comentario de Bosos, me parece que tengo poco más que añadir. Hablamos de un vino, el hermano pequeño de la Bodega, que tiene una entidad diferenciada y muy personal. Un blanco carismático, ni mejor ni peor (en los primeros años, obviamente) que Tondonia y con unos matices, diría que complicados de ver en otros riojas de estilo clásico. Se trata de una conexión interesante, igual que pasaba con aquellos dorados de la zona de Rueda, entre Haro y Jerez. Lo que no me gusta es la exponencial subida de precios. Sobre los 17€ costaba hace más o menos un par de años y ahora está casi al doble.
Suelo decir que cuando me haga viejo solo tomaré vinos de Jerez biológicos y Riojas de estilo clásico tanto tintos como blancos, en este caso estamos en lo segundo. Bodegas R. López de Heredia es algo más que una Bodega, es Rioja en pura esencia y maestría. Hace tres décadas cuando tenían a sus consumidores prácticamente contados y bajando, muchos no hablaban bien de sus vinos con este magnífico perfil clásico ( críticos actuales hablaban entonces de “ cadáveres “ ). Los de Tondonia se mantuvieron fieles a su tradición y siguieron su rumbo independiente en un mundo enológico que despertaba con las largas maduraciones, maceraciones, extracciones y jardines de robles nuevos. Ahora todos hablan bien de ellos dentro y fuera de España. Todos son amantes de los Riojas de ” antes “ pero la verdad es antes no era así. Aquí me encuentro ese estilo que conjuga la crianza en bodega con una uva blanca riojana que es la viura, y que como la palomino jerezana esta predestinada para ese camino de relación con el oxígeno marcado por una vereda artesanal de la que uno no debe salirse mucho. Membrillo y manzana asada, hierbas medicinales, castañas, cueva, líquenes, maderas en descomposición, humo, fogata apagada con agua, cereal malteado y oscuridad de desván. La boca es una continuación de la nariz, con excelente acidez y comedida frutalidad. Lo vegetal se combina con lo especiado en un posgusto ligero y amargosamente frutal, que podría parecer acuoso pero que al final se conecta por vía retronasal dando significado a un “ todo “ terciario. Una genialidad española que creo nos hace diferentes al resto. Este vino me hace recordar mis mejores momentos y lo mejor de mí mismo, pero a la vez siento que me quedo sin recursos cuando vaya a hablar de sus hermanos mayores, que evidentemente también entran en otra dimensión, aunque desde Bodega siempre aseguran que proceden de viñas diferentes. Todos los vinos son una relación amistad o enemistad de por vida con el oxígeno y este es evidentemente uno de sus casos de éxito.
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