Vino presentado en una botella bordelasa que está vestida con una etiqueta de diseño muy clásico y cerrada con un corcho de gran calidad en el que se indica la añada y nombre de la bodega; la cara que ha estado en contacto con el vino está tintada. Se han elaborado 131.688 botellas de 3/4. Uvas de la finca La Plana de viñedos de más de 70 años. Embotellado en febrero del 2016.

     La crianza: 28 meses en roble americano el tempranillo y 28 meses en roble francés el mazuelo.

     A la vista un color rojo picota de capa alta. Limpio y brillante, con una buena lágrima que con pereza se desliza por el cáliz de la copa. Ribete teja.

      En nariz frutos rojos sazonándose y frutos negros maduros. Se perciben aromas terciarios. Madera de su crianza sin destacar, lo justo en m.m.o..

      En boca es elegante, con acidez por delante, con mucha fruta roja y ligeras ciruelas negras, mineral, tiene volumen y carnosidad, pero le falta redondez, pero tiene mucha, mucha vida por delante. Se perciben claramente los terciarios. Sin entusiasmar en el paso de boca. Y me dá una permanencia de 3,00 minutos.

       Un vino al que le vendrá muy bien 8-10 años más de botella para pulirse y redondearse y ¿alcanzar esos 100 puntos que le otorga una guía americana de vinos?.  Ahora mismo está muy sobrevalorado.

Grandes expectativas en torno a este vino y a esta añada. A mi particularmente , 2010 , no me está deslumbrando. Este Castillo de Ygay tampoco, más si cabe , tras la cata del 2004. Quizás esta añada aporta algo de mineralidad, recuerdos de brea y lapicero , pero de momento no alcanza la excelencia frutal y la crianza sublime de 2004. En cualquier caso está , como gran clásico, en la misma línea: fruta roja y buenos terciarios de su crianza. Integración, armonía y dulzura frutal