Estos vinos blancos de Albariño me recuerdan a la mejor época de mi niñez.

Los andaluces y en mi caso, soy de El Puerto de Santa María, estamos más acostumbrados a los aromas y sabores de suelo blanco y de Velo de Flor de los finos, por eso cuando catamos vinos blancos gallegos tenemos que tener cierta contención, ya que es una fiesta sensorial. Dan felicidad, son aromáticos, graciosos, sabrosos e intensos. Es como cuando le das a un niño de dos años su primer pastel de Petit-Suisse. Una gozada. Soy un enamorado del norte de España ( a partir de Despeñaperros ) y de sus vinos, pero sobre todo de sus gentes y de su clima. Este vino es una explosión de diferentes frutas en macedonia, con notas de lías, crema, cítricos y manzana. En boca continua con la línea de la nariz, te conecta directamente con la retronasal, con un posgusto de crema cítrica y que hace que no puedas dejar de servirte otra otra copa al instante de terminar la que tienes. Estos vinos blancos de Albariño me recuerdan a la mejor época de mi niñez, esa que asocio a los cumpleaños con mis amigos del colegio, las piñatas, las Fantas de limón y sobre todo a los Petit Suize. Otro vino estupendo y que me ha encantado.

Recomendado por 1 usuario

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar