No se concibe Albariño sin Mar de Frades

  Que decir que no se haya escrito ya, en primer lugar la botella ya es un indiscutible sello de presentacion, si además en la etiqueta nos señala la temperatura ideal mediante la vision de la DORNA, pues ya hay ganas de descorchar y ver ese amarillo brillante y limpio con destellos verdosos.

   En nariz se aprecian aromas frescos, y anisados con un apreciable fondo de frutas tropicales.

   Y por último se abren los toriles y aparece este hermoso  bicho cargado de acidez que, por un momento deja en segundo plano los aromas percibidos en nariz pero no los anula, muestra su viveza con un recorrido largo demostrando su juventud, sin duda es un marido perfecto para pescados y mariscos, entonces si hara falta mas de una DORNA.

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