La Borgoña que me gusta. La que últimamente anda algo alejada de las modas, porque hoy lo que se estila es lo descarnado aunque no tenga una buena materia detrás. La que huele más bien bastante (a uva, a pólvora, a especias punzantes y a piedras) y no sabe demasiado (en esta fase pues, tenemos que ser algo creativos), la que lleva un cómputo maderoso que estamos seguros de que se aclarará y la que posee acidez, pero ya se puede beber. En fin, que se trata de un Les Héritiers du Comte Lafon, que como dice Eugenio es el “low cost” del Lafon auténtico, pero que está muy bien, que a los que nos gustan los blancos de la zona, nos deja más que satisfecho.
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