Oh la lá!! J'aime!

Tiene a la vista una capa media, de color ambar, con un ribete suave y de tonos anaranjados. Los aromas predominantes son los de la gama de las flores blancas, y después de frutas y al final lácticos...muy complejo y agradable. 

En la boca es elegantísimo, súper fino. Es como si en su proceso de crianza se hubiera concentrado su esencia, como que se hubiera liberado de complementos superfluos y de los componentes que menos aportan y se ha quedado un vino y su espíritu aterciopelado y fluido con un ligero amargor final que agrada y permanece, como señal de su cuerpo y su realidad.  Chapeau!! 

Eso si, le beneficia que se haya catado a ciegas; hay una disonancia fuerte entre la calidad del vino con respecto a su etiqueta. 

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