Llevo siendo fiel a esta bodega ocho o diez años. Se trata de un toro de cooperativa ajeno a las modas, un vino fiel al estilo de la zona que todos conocimos y que ahora es cada vez más difícil de encontrar. La botella ha salido fantástica, con la fiereza esperada, pero con un gran trabajo de barrica y una gran acidez. Merece mucho la pena, para saber lo que debería ser un tinto de allí.
Buen vino, con nervio y garra pero un pelín cansado. Por lo demás todo bien: no ha llegado al famoso “barrillo” del que he hablado tantas veces, pero puede que en uno o dos años ya esté en ese punto. Hay acidez y asoman unos leves terciarios. La madera y el alcohol están perfectamente ensamblados. Vayan bebiendo las botellas que les queden.
Un 2010 como la copa de un pino. Un Toro auténtico, noble, sin medias tintas. Fiel a la zona que representa. Como debe ser.
Picota de capa alta sin llegar a ser completamente opaco. Limpio y con brillo. Sin poso.
Fruta negra sin llegar a estar madura del todo, ni mucho menos compotada, cassis, tabaco, canela, azafrán, grafito, algún toque cárnico y ahumado, toques animales, piedras...
Paso masculino pero elegante. Con acidez, con una presencia alcohólica no demasiado palpable, con un tanino que sigue agarrando y que con una fiereza propia de la D.O.
Final largo y varietal.
Vino de cooperativa. Viñedos de una edad media en torno a 80/100 años. Altamente recomendable.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.