Una gran sorpresa me llevé cuando, buscando vinos del año, encontré éste, procedente de Castilla pero embotellado en la bonita y moderna bodega De Haan-Altés situada en Gandesa, en el corazón de la Terra Alta.

Los que me conocéis ya sabéis no soy proclive a vinos con etiqueta de ecológico, bio, orgánico, etc...ya que pienso en gran parte es cuestión de márqueting, pero conociendo la bodega sé que en este caso el vino es realmente ecológico.

Botella bordelesa, cápsula corriente pero de un elegante color gris, corcho sintético y reciclable. Etiqueta con un montón de letra: nombre del vino, varias  menciones a sus propiedades ecológicas, nombre del varietal y todos los sellos de autenticidad habidos y por haber. Contraetiqueta con histoira del vino y su sostenibilidad, en castellano e inglés, y más menciones a su carácter orgánico.

Color rojo granate, capa alta, menisco violeta, lágrima abundante.

Nariz de intensidad media, confortable, fruta roja.

En boca es sabroso, con un punto dulzón y posgusto correcto.

El resumen: un rico vino joven, con las cualidades que se les suponen a estos, vivaz, frutal y refrescante.

No llegó a 5€.