Sin complicaciones.

Nuevamente pruebo este vino que me ha llegado en el lote de Verema. 3 meses han transcurrido desde que hicimos la cata. ¿Qué me he encontrado?. Pues que todo sigue igual. La impresión que me causó no ha variado. Son vinos en los que su estilo, copiando a los provenzales, no me van. Le encuentro con poco cuerpo y fruta. Sí que es mineral y con una acidez que en este tiempo veraniego invita a beber, pero poco más.

      Me recuerda a los "claretes de Badarán", que fué una época en la que se dejó consumir vinos blancos riojanos y se "inventarón el clarete Badarán". ¿En que consiste?, pues en  que a la uva viura se la añade un 3-4 % de uva tinta  en la fermentación y el milagro. Tenemos un rosado y así sacamos el blanco que no se consume. En una cata ciego es imposible decir que es un rosado, siempre diremos, por lo menos yo, que estoy tomando un blanco. ¡Con lo ricos y buenos que son los viuras riojanos con crianza!.

     En boca es resultón, fresco, con escasa fruta, mineral y con una buena acidez. Sigue siendo largo. Me da una permanencia de 1,45 minutos.

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