Estos vinos siempre mantienen un estilo muy ribereño - español y además la botella los redondea de maravilla.

Rojo cereza de capa alta y pequeño ribete granate. Nariz con aromas de frutas negras en mermelada sobre suaves notas ahumadas y mentoladas, hay un fondo de mineralidad que siempre se percibe. Notas de especias dulzonas, pimienta blanca, hierbas aromáticas, algo de cacao y café que se unen a los recuerdos de pimienta. Final donde el vino adquiere un perfil más etéreo jugando con los aldehídos y la fruta más madura, sin perder su identidad de vino tranquilo y seco. En boca es rico, con volumen y taninos presentes en el ataque que tiene intenciones cremosas y tostadas, todo controlado por una buena acidez y cierta astringencia tánica de su paso por barrica que lo hacen persistente en la evolución y duradero. Posgusto con tensión, donde el matiz vegetal y la astringencia quizás adquieran cierto protagonismo amargoso ( regaliz ) a falta de más tiempo. Un vino con agarre, estilo, y sinceridad en las formas. Es de las bodegas de la zona de Pesquera de Duero que más fiel han sido consigo mismas, los vinos han tenido una evolución con los años, pero siempre mantienen un estilo muy ribereño - español y que además la botella los redondea de maravilla. En este caso podemos estar hablando de un vino con décadas de mejoría en el cristal. Dehesa de Los Canónigos es sinónimo de autenticad. Botella magnúm.

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