Color amarillo alimonado y cristalino de destellos verdosos. Magnifica nariz de rasgos herbáceos y frutales al mismo tiempo, donde se nota la fruta tropical, el heno, el esparto seco, los fósiles marinos, loza de mármol y tierra seca de cantera. Conforme se airea en copa saca un matiz que recuerda a la corteza vegetal. Hay notitas de flores blancas ( nardos ), cítricos, que se entremezclan con los matices de piedra fría y alguna especia india que no consigo descifrar. En boca es muy rico en su ataque donde saca una fruta tropical muy cercana al hueso y con la esencia de su hollejo verde, en la evolución se dota de más madurez frutal compensada por una magnifica acidez que le da largura y brío en todo el proceso, que se parece a un baile sensorial entre lo abocado de la fruta blanca, los vegetales de sus hollejos y lo acido. Posgusto levemente astringente, similar al zumo de limón, pero donde se combina muy bien con la fruta madura quedándose en el recuerdo la Chirimoya madura con sus pepitas negras. Uno de los vinos más peculiares que tenemos. Tiene una personalidad impresionante, sus viñedos habitan en un lugar privilegiado del norte de España donde su terruño empieza con las mismas vistas del paisaje, creo que hasta eso debe de influir en sus uvas, ese sol norteño, la humedad, la baja temperatura de verano, sus suelos y hasta el vértigo de algunas de sus cepas que casi están colgando hacia Mar. Si uniésemos a un marinero de Sanlúcar de Barrameda con otro de Guetaria, y ambos se sentaran en una mesa con una botella de Manzanilla y Txacoli, ambos serían muy diferentes y también muy españoles, y se entenderían ( más o menos ) a la perfección. Muchas veces lo que más nos separa es lo que más nos une.