Porque sí que vale la pena, sí. Y eso que está en un momento de transición entre la madurez y los viejunos.

Lo primero en presentarse son notas reductivas, oxidativas, que me hacen temer lo peor. Pero con una buena oxigenación aparece la manzana, madura y jugosa, con pera y cítricos, además de un toque anisado. Luego surge la manzana asada, con flores marchitas, notas amieladas y como de medicamento, pero siempre con esa manzana y unos cítricos jugosos mandando. Notas de bollería, minerales, de cardamomo y clavo. Es envolvente, maduro, pero aún frutal. 

La boca tiene unos buenos amargores, con los cítricos más presentes aquí. La manzana asada los acompaña, junto con una mineralidad que gana protagonismo y una acidez que se mantiene aún viva. Los balsámicos dan frescura y esos toques anisados y amielados dan el contrapunto dulce-amargoso. Notas de bollería, de flores marchitas y ese punto como medicamentoso. Pimienta blanca y cardamomo surgen junto con un punto salino para darle más chicha a un gran vino blanco. Suaves herbáceos que refuerzan esa sensación de amargor y que hacen que se limpie la boca para repetir. Postgusto largo y potente, pero elegante.

Está ya comenzando su fase descendente me da, pero como no tengo mucha experiencia con esta chardonnay con años, tampoco me voy a arriesgar, pero es la sensación que me transmitió.

Vinazo aún así.

Botella borgoñona de buen vidrio. Etiquetado atractivo (al menos para mi gusto) típico de esta bodega (y de todos sus vinos).

Descorchado con sacacorchos de láminas.

Corcho natural de gran calidad y sólo bañado por el interior hasta medio centímetro aproximadamente. Huele muy bien.

Abierto unos 15-30 minutos antes de disfrutarlo. Mejor no tomarlo muy frío (10-12ºC van bien).

Visual

Amarillo dorado pálido oscuro con algún reflejo anaranjado (aunque menos de lo esperado a priori por su edad), limpio, brillante y de fina y abundante lágrima de lenta caída.

Muy buena visual, corcho y botella para 16 años. (9,5)

Nariz

De muy buena intensidad aunque va de menos a más desde la apertura hasta el último trago de la última copa.

Hay fruta blanca madura de hueso, ralladura de cítricos muy maduros, flores blancas y amarillas ya algo marchitas (sin estarlo del todo), recuerdos cremosos, sutilmente amielados, notas herbáceas, mentoladas y balsámicas, de sutil bollería, panadería, pero sobre todo, con un muy notable fondo mineral.

Nariz frutal, algo madura, pero de gran complejidad y frescura y con ese punto mineral y cremoso que sólo los grandes vinos blancos con años son capaces de dar. (9,4)

Boca

Ataque frutalmente maduro (aunque menos de lo que esperaba por su edad), de buena potencia y contundencia, de muy buena acidez, densidad media plus, volumen medio-alto y de muy buena expansividad en boca, cuerpo medio-alto y notable estructura. Paso por boca con notas balsámicas, herbáceas, de bollería pero, sobre todo, gran mineralidad (hasta salinidad) y, sobre todo, una gran frescura global (sorprendente para una añada, sobre el papel, cálida en Chablis).

El final es de gran longitud, con fruta blanca madura de hueso, notas cremosas, a panadería, ligeros amielados, herbáceos y minerales en un retrogusto elegante y con un equilibrio espectacular; la retronasal no va a la zaga y deja una impresión también fabulosa. 

Gran boca la de este Chablis. (9,5)

Me ha encantado este vino, máxime siendo una añada, a priori, muy complicada como la 2003. 

Ha evolucionado de maravilla con 16 años.

Vino que debe abrirse con tiempo, no tomarse muy frío y que, incluso, EMHO, con la decantación, ganaría aún más enteros (en copa era interminable, no se notaba nada agotado y evolucionaba cada vez a más).

Su PVP ronda, según añadas, entre los 60-95€/botella aunque, en mi caso, en una oferta, pude conseguirlo en su momento por unos 52€ la botella. Muy buena RCP para lo que ofrece.

Excelente Chardonnay.