Es una auténtica manta térmica frutal para el paladar.

Rojo picota intenso con ribete granate violeta. Nariz intensa, muy primaria, con aromas de moras, frambuesas y ciruelas maduras, bajo un toquecito ligeramente herbáceo / vegetal que le da brío a la nariz. Hay una sensación de flores azules, frutal – cremosa y de caramelo de frambuesas, especias verdes y pimentón molido. Final de hollejo en maceración y mentoles. En boca es de ataque potente, paso lleno de fruta con notas vegetales que dejan cierta astringencia pero que enseguida también posa cierto volumen y sabores de caramelo de frambuesas, que dan un matiz maduro, cremoso y abocado, aunque cambiante por una evidente y refrescante acidez frutal que le da cierta ligereza final. Retronasal de moras con notitas de violetas y posgusto que podría recordar al jarabe para niños con nostalgia de Oraldine. Llamativo y exuberante vino joven que te hace meditar sobre el parentesco entre vino, mosto y zumo. Un vino claramente mediterráneo, sinceramente no imagino a ningún nórdico tomando este invierno un vino más apropiado que este, es una auténtica manta térmica frutal para el paladar, y me paro que ya me estoy embalando para un vino de Lidl por debajo de 4 euros, sobretodo porque no soy noruego, sino de El Puerto de Santa María. Estupendo.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar