La frase de mi mujer al probarlo lo dice todo: “No me dice nada”. Lo compramos en una oferta especial en Alcampo a 7€/botella, pero aún así, no tiene absolutamente nada en especial ni destacado, ni siquiera por ese precio (Normalmente su precio supera los 20€). Mucha potencia en nariz que en boca se torna algo más leve y de escaso recorrido y duración. Probamos a oxigenarlo mediante decantación, pero ni así. Una decepción. Tras comentarlo con más personas en mí misma situación he llegado a la conclusión que se debe a una mala conservación en la cadena de distribución o, en este caso sería más grave, de la propia bodega. Como última opción podría tratarse de un fraude en el etiquetado, pero esta opción me parece la más inverosímil de todas. Sinceramente, la nota es un toque de atención, una bodega con esta historia debería investigar la situación puesto que es su imagen y la de toda La Rioja la que está en juego

Rojo cereza de capa alta con ribete granate ocre. Nariz con aromas de frutas rojas pochas y en mermelada amarga sobre un perfil de carácter mentolado / balsámico. Hay matices secos de tierra, especias, maderas, barro / alfarería, vainilla, canela y hierbas aromáticas, todo con media intensidad. Conforme se airea adquiere matices de regaliz, cacao, menta y los aromas empireumáticos empiezan a asomar con tildes claramente torrefactas vegetales. En boca es suave, de paso ligero con sabores de frutas rojas maduras sobre matices de menta. La acidez se combina con los taninos de la crianza dejando una sensación algo secante, fresca y que desarrolla una evolución con falta de integración global, como si fuesen varios vinos en uno pendientes aún de integración. Imagino que la botella lo va a desarrollar bien. El posgusto es quizás lo que más valoro, deja notas amargosas, regaliz negro, frutales, de tabaco, vegetales, especiadas y que tienden en su final a condensarse, por eso creo que la botella es la vocación actual de este vino.