Para verlo todo bien

Y eso que este año me ha parecido un poco más alcohólico que la anterior botella que caté de 2013. Pero es pura fruta.

La nariz es fragante, carnosa, con mucha fruta roja muy madura, vainillas de la crianza, esa punta alcohólica, como de guinda en licor un pelín subida. Notas de regaliz, de pimienta negra, flores marchitas, mermelada de frutos del bosque, suave tabaco, clavo, madera fina y cacao muy negro y suavemente tostado. Hay toques de cuero, de monte bajo, con romero y tomillo, de suaves anisados y notas como de higo.

La boca tiene una entrada carnosa, musculosa, con esa fruta dulce y potente, con los toques balsámicos que le dan frescura, esas notas alcohólicas un pelín marcadas, la madera suave, la vainilla... Se muestro muy franco desde el principio, ganando esos toques tostados, el caco, el monte bajo, la notas picantonas de la pimienta y matorral, con toques florales. El postgusto es largo, maduro, con esa fruta y los tostados muy presentes. Buena acidez y un esqueleto para seguir creciendo y puliéndose, sobre todo los taninos, que están marcados, porque me da que esta añada aguantará bastante. Le falta integrar un poco más el alcohol.

Un vino con una RCP de escándalo y que ahora en otoño, irá de lujo con los platos de cuchara.

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