Rojo cereza de capa alta y ribete teja. Media intensidad en nariz que traslada notas de frutas rojas maduritas, flores secas entre las páginas de un libro, cartón, algo de tueste, ceniza de puro, betún y final con leves recuerdos de especiero de madera. Es un vino que combina las notas terciarias con otras de la oxidación que asimilo a los aldehídos, de forma leve al final hay algo de líquido de limpia plata y yogurt de plátano. En boca es ligero con sabores de taninos secos y amargosos, con puntitas acidas en el paso que lo hacen ciertamente puntiagudo hasta un posgusto acre y que hace trabajar a las glándulas salivales. No dice ni más ni tampoco menos, que no es poco dado que no tiene ningún aspecto defectuoso salvo esa sensación demasiado ácida, pero evidentemente tampoco es virtuoso en lo que transmite. Este vino tiene 22 años y una gama determinada, no podemos obviar esto.