Grande del Duero portugués.

Vino encerrado en una botella bordelesa que está vestida con una etiqueta elegante y clásica en su diseño. El corcho que la cierra correcto, tintada la cara que está en contacto con el vino y significando en el mismo el nombre de la bodega.

     A la vista un color rojo picota de capa media alta. Limpio y brillante. Muy buena, densa, abundante y lenta lágrima en su discurrir por el cáliz de la copa, al que levemente tinta. Ribete granatoso con incipientes notas teja.

     En nariz frescas y sazonadas frutas rojas y negras del bosque. Elegante madera de su crianza sin sobresalir. Manda la fruta.

     En boca es muy elegante, equilibrado, aterciopelado, con volumen, carnoso, balsámico y muy frutal. Con los taninos domados y manteniendo una fresca acidez que invita a beber. La madera de su crianza permanece sin sobresalir. Un vino que puede tener 2-3 años en perfecta forma. Ha evolucionado con rapidez en la copa. Elegante, sabroso, frutal  y sedoso paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,15 minutos

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