Poco que añadir a la marcha de Javier

Un vino fresco, golosete, perfecto para copear y tomar con tapas ligeras.

La nariz es frutal, con fruta roja y negra, con tostados, balsámicos, ese chocolate puro, ahumados, ligero yogur de mora y un toque vegetal.

La boca es corta, con la fruta madura, cacao, regaliz, ahumados y ese caramelo de nata y violetas. Acidez baja y unos taninos totalmente domados.

De los "robles" más flojetes, como un quiero y no puedo, que le falta fuerza, esa potencia frutal que te esperas de un roble.

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