La potencia de la Petite Sirah y la frescura de la Barbera
Vuelvo a probar este vino, del cual ya he comentado que no se elabora mas. Confirmo las apreciaciones de la degustación anterior.
Color granate intenso e impenetrable. Lágrima gruesa que cae lentamente.
Probado en una copa Riedel para Pinot Noir para potenciar sus aromas. Estos se manifiestan con gran intensidad, contundentes, muy de los vinos de Baja California: fruta negra madura con algunos destellos de fruta roja fresca, acompañados de notas a vainilla, cacao, pan tostado, hierbas secas de provenza, pimienta negra, alguna nota láctica, y un recuerdo a bombón relleno "de licor", de esos que solo había en las casas de la abuela y que te ofrecían como gran lujo. Retronasal con una punta alcohólica.
En boca es de ataque intenso y tanino notable, pero de inmediato se percibe la fruta madura que compensa la sensación secante del tanino. Vino muy masculino, si es que viene al caso este término. Mucha fruta acompañada de distintas notas donde destacaría la notita de pimienta y de chocolate amargo (destacaría también que los taninos son similares a los de un chocolate con alto % de pureza de cacao). Muy buena acidez que le da viveza al vino, sin duda el aporte de la Barbera.
La Petite Sirah es una uva de piel gruesa, cuyos vinos son de esos que te pintan los dientes de azul y se pueden masticar, como es en este caso. No guarda relación con la Syrah del Ródano. Mas bien esta asociada con la Durif francesa y es mas común en California y en Israel.
Sin duda el complemento de la Barbera (ensamble impensable en una zona distinta a Baja California) es un gran acierto. La Barbera le da viveza y hace que el vino no sea tan pesado. Probablemente también ayude a que el vino evolucione favorablemente. Me quedan dos botellas y no creo que existan mas. Prometo guardarlas y no abrirlas durante este año, y si es posible, disfrutalras con Mario Montaño cuando este de visita en mi ciudad, y un buen rib eye (entrecot) asado a las brasas, el mejor acompañamiento para este vino.