Una riesling sencilla que aguanta el tirón de los años

Oro viejo con trazas verdosas. Limpio y con brillo.

Toques herbáceos, cítricos, anises, caucho, goma quemada, cera de panal y mineralidad. En esta fase se mantiene intacto las 24 horas que dura abierta la botella.

Boca sólida, fresca, con escasas dosis alcohólicas, acídula, pedregosa y vertical. Cada sorbo limpia el paladar y nos deja un rastro perfumado. Mantiene una gran acidez que ha ido integrándose y que ha formado un vino todavía joven pero que ya muestra una cierta complejidad y que delata su lugar de procedencia. 

Final primario y especiado.

Un sencillo “trocken” que no sólo ha aguantado el tirón de los años, sino que lo ha hecho desplegando un interesante y completo abanico.

 

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