Vino muy interesante elaborado por un buen amigo mio, Fernando Farías Cordova.

Las uvas provienen del Valle de Guadalupe, La Grulla y Ojos Negros. El origen de las uvas da como resultado un vino distinto a los típicos del Valle.

Etiqueta minimalista, modrna y elegante, en botella típica del ródano. Vino de color rubí de mediana intensidad.

Nariz muy perfumada y agradable, y con buena complejidad: En copa parada se aprecia la fruta negra fresca. Al airearse empieza a aparecer la fruta roja fresca, mas delicada. Es aqui donde reina la Garnacha. Se complementa con notas especiadas, un aroma sutil a maderas finas recién cepilladas y un frescor muy agradable. Se siente el origen de las uvas pues este frescor no es muy común en los vinos del Valle de Guadalupe. 

En boca hay que destacar la calidad de sus taninos, muy suaves a pesar de ser una añada reciente. Fruta negra y roja fresca, muy elegante. Vino muy equilibrado, femenino, ideal para platillos como carnes pero de textura suave. Me lo puedo imaginar con un magret de pato o un gigot de cordero al horno. 

Esta es la segunda (o tercer) añada de este vino. La primera vez que lo probé fue con Fernando Farías en Ensenada, hace casi tres años. En su añada debut, había mas predominio de la Monastrell y Syrah, el vino era mas concentrado, mas estilo mediterráneo. Ahora hay mas aporte de la Garnacha comparado con la primer añada, y bien si el vino no es tan concentrado como el anterior, ha ganado mucho en elegancia. Muy buen vino, y muy buen trabajo de Fernando.