Botella olvidada que nos ha llegado de casualidad. Etiqueta sucia. El corcho se ha partido en dos. Cereza con ribete teja y capa media-baja. Con un poco de poso y sin gran brillo.
Pese al susto inicial y pese a que al principio sólo saca terciarios, al rato todo termina aclarándose. Fruta negra, betún, canela, cedro, chocolate con leche, humedad, hojarasca y piedras. En esta primera fase ya intuimos todo lo bueno que está por venir.
La boca nos recuerda a un Vega Sicilia viejo: con un porte masculino, una buena acidez, un paso cadencioso, complejo y estructurado, las capas del vino se nos dan a conocer poco a poco. Equilibrio. Barrica y alcohol integrados. Veinte años y otros veinte por venir.
Final muy largo.
Otro fantástico Pergole Torte. La mejor sangiovese, la más elegante y la que mejor envejece de las que conozco. Lo malo es que es escaso.
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