Casi tres años después

Casi tres años después de mi última cata, la evolución de este vinazo lo sitúa como referencia cualitativa -sobre todo en lo que atañe a equilibrio y finura, no tanto en cuanto a la potencia- entre los míticos "96". Se encuentra enfilado ya para alcanzar la cumbre de su mejor momento. Y aunque ahora es más que disfrutable (placentero, emocionante), apunta maneras de excepcional longevidad; acidez clásica de Roederer, tanicidad atenuada pero presente,cuerpo estructurado fruto de una pinot excepcional...

Su aromática se basa en suaves notas de pastelería, frutos secos -nuez y almendra- y ese "vainilla touch" que lo hace reconocible. Las notas frutales siguen presentes aunque menos intensas.

La boca es cremosa, potente, equilibrada y sabrosa. Largo y sedoso.

Un vino de altos vuelos a la altura de la fama de su apellido.

Pena de precio (70 eur)

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