Botella bordelesa alargada con etiqueta simple, de fondo blanco y grafía moderna. Sin contraetiqueta. Información imprescindible: variedad de uva, nombre del vino, añada, variedad y graduación alcohólica.

Cierre de silicona suficiente para este tipo de vino pero que, por circunstancias, ha llegado algo al borde del mismo (sin filtrarse). Cápsula grisácea sin manchas aún de vino por el interior.

Abierto 1-2 horas antes de disfrutarlo (cenando y luego catando). Servido y mantenido (con jarra térmica) a unos 14-16ºC.

Visual

Rojo cereza-rubí de capa media tirando a media-alta, ribete granate-transparente con destellos violáceos, limpio, brillante y de bonita lágrima, abundante y de lenta caída. Se observa joven todavía con poco más de 2 años. (8,6)

Nariz

De buena intensidad desde el inicio que va todavía a más con la aireación. Primero aparece fruta roja entre madura y fresca pero, posteriormente, se impone una fruta negra ligeramente compotada pero con muchos toques frescos todavía, aparece también recuerdos de raspón, de potentes balsámico-mentolados, flores violetas, regaliz, laurel, herbáceos de monte bajo y recuerdos como avainillados y a canela y tabaco rubio muy sutiles (como si el vino hubiera tenido, aunque muy ligero, de semanas o meses, algún paso por madera).

Me recuerda, en parte, a un Maceración Carbónica riojano con 1-2 años pero con la característica de que, al ser Monastrell, tenemos una fruta algo más compotada y, al menos en mi opinión, notas y descriptores de cierta crianza en roble.

Excelente nariz para un vino joven de monastrell de poco más de 2 años.  (9,2)

Boca

Ataque sabroso, fresco, goloso y frutal, de apreciable peso y contundencia para un vino joven pero sin empalagar en absoluto, con fruta negra ligeramente compotada (pero aún con notas frescas) de apreciable peso en el paso por boca, toques en dicho paso por boca a toffee, cacao y chocolate amargo sorprendentes para un vino con sólo dos años y sin paso por madera aparente (tampoco tengo datos precisos y diría que, posiblemente, sí tiene algunos meses de madera usada). Al inicio, recién abierto, aún se perciben como muy ligeras notas de carbónico que parecen golpear la lengua (que van desapareciendo casi totalmente con la aireación).

Vino de densidad media tirando a media-alta, buen volumen, medio cuerpo y estupenda estructura para un vino de su tipología. Es profundo, es complejo pero, a la vez, es redondo, sabroso y equilibrado (como no suele ser normal, en este último extremo, en vinos de esta edad ni jóvenes y, mucho menos, con crianza en madera). Los taninos son dulces y sabrosos, redondos y pulidos en la sensación pero, como era de esperar, aún se pegan ligeramente a mucosas (lo que indica que aún le quedaba vida en plenitud en botella, quizás 1-2 años más).

El final es largo, sabroso, muy gustoso a fruta negra no excesivamente madura todavía y con recuerdos de raspón, herbáceos, chocolate amargo y ligeros toques de carbónico en un curioso y excelente retrogusto; en vía retronasal se reviven esas sensaciones frutales, florales, herbáceas y a cacao que lo rematan fenomenalmente bien. (9)

Fantástico vino joven de Monastrell de Totana con 2 años de vida. Cuando digo fantástico no exagero: está muy bueno en todas sus fases y, la verdad, no me esperaba un vino tan bueno como lo que me he encontrado (la botella fue un regalo, la tenía año y medio en la vinoteca y sólo la añada, día entre semana, el abrir algo diferente y pensar que es un vino joven, me han hecho abrirla a ver qué me encontraba). Muy grata sorpresa, la verdad. 

Otra cura de humildad y nota que otorgo bastante por encima de lo esperado.

Desconozco el precio, pero no me extrañaría que, con esta calidad, estuviera entre los 5-10€ (precio no bajo para un tinto de Monastrell joven).