Situados al pie de los Pirineos, los viñedos de la pequeña AOC. Irouléguy producen sobre todo tintos muy tánicos y un 10% de blancos amables y elegantes que tienen un gran parecido con el Jurançon seco. No hay nada extraño, visto que se elaboran utilizando las mismas variedades de uvas, a pesar de tener nombres diferentes : izquiriota, izquiriota tipia y zuri zerratia
Éste muestra un color intenso de citrino y desarrolla inmediatamente aromas muy finos de albaricoque cocido, de piel de yuzu rallada y sobre todo de fruta de estrella que componen un perfume singular e irresistible que sería suficiente para ser feliz. En boca, encontramos algo totalmente diferente : notas de compota de membrillo, de piña fresca, de canela y de cáscara de toronja blanca. De textura grasa y envolvente, posee una acidez vigorizante que le da firmeza y alarga el posgusto : hay un fundo sutilmente amielado y un toque dulceamargo. Al cabo de media hora, aparecen matices de almendras afiladas o/y de leche de chufas que enriquecen su paleta gustativa. Combinó a las mil maravillas con sushi de vieiras, arroz de shiitake y queso brocciu.
El gran crítico gastronómico francés, Curnonsky - probablemente borracho - decía que el vino blanco de Irouléguy era ideal para hacer bailar a las chicas : debía confundir con el chispeante chacolí. Dando la espalda al mundo del folklore vasco, el " Hegoxuri " elaborado por la familia Riouspeyrous da que pensar ... ( PVP : 22,50 € )