Touch down!

No me acordaba de mi última reseña de 2018 en la que mencionaba la gran botella que bebí ese día. La del domingo pasado salió muy por encima de las expectativas. 

Dorado, cítrico, denso, ácido, con un esqueleto de “rompe y rasga”, aromático, contundente, persistente... Un riesling como la copa de un pino, de esos que te da pena que se termine la botella pero que al mismo tiempo te alegras de haber guardado un tiempo. Lo malo es que ya no queda, snif, snif.

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