Elisabetta fue la impulsora y pionera en la recuperación de la viticultura de la región, y de esta variedad, cultivos austeros y extremos en suelos pedregosos, al pie de las montañas.
Necesitan gran afinamiento en botella, y maduración con el tiempo, entre 5-10 años, pero los resultados son espectaculares, vinos maduros de frutillos negros destacables en boca y nariz, dotados de fuerza y musculatura, potencia tánica, sabrosos y persistentes.
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